Apoyarlo era políticamente correcto. ¿Pero para cuántos de nosotros fue una recurrente causa de lucha política? El señor Brito llegó hasta el final, el juego era todo o nada y su dignidad estaba sobre la mesa. ¿Eran los métodos correctos de pedir justicia? ¿Se pudo haber evitado? ¿Qué pudo haber hecho el gobierno? ¿Qué actitud debió haber tomado la OEA? ¿Es acaso un martir del socialismo del siglo XXI? ¿O es apenas otra muerte que engrosa las estadísticas de muertes injustas en Venezuela?
La respuesta a estas interrogantes las desarrollarán los artículos de opinión que saldrán seguramente esta semana. Mientras tanto, más que añadirle otra pepita al rosario de culpas de Esteban, más que mentarles la madre a cada uno de los socios del club de presis, me gustaría enfocar estas líneas con lo que pudimos haber hecho nosotros: ¿Cuándo y de qué forma ponemos acentos sobre los acontecimientos? ¿Cómo los enfocamos? ¿En qué batallas nos comprometemos? ¿En cuáles temas nuestra participación es necesaria? ¿Tenemos derecho a asistir al velorio de alguien que dejamos que pasara por nuestros días y nuestros relojes… regalándole apenas un comentario solidario?
Yo, por ejemplo, soy el chós: Franklin Brito pasó por mis ojos en la huelga de la OEA, pasó por mis RT´s en twitter, salió en una que otra conversación. Pero realmente no pasó por mi corazón. No modifiqué mi vida por él. Y por eso me parece tan absurdo, tan humanamente predecible que ahora, cuando ya no puedo hacer nada, me llene de mea culpas que no tendrán su traducción a la acción con el sujeto en cuestión.
En fin, Franklin está muerto, y hoy es más noticia que todos los días anteriores. Que su memoria valga la pena para tomar conciencia respecto a todo lo que podemos motorizar como ciudadanos.
Con una autoridad moral que no tengo, porque no hice nada para ayudarlo, me atrevo a decir que en nombre de su memoria, lo menos que podemos hacer es defender el derecho a la propiedad. En nombre de su memoria hay que comprometerse a no olvidar a los presos políticos. El recuerdo de Franklin debe ser un espabilamiento ante la injusticia #hechaensocialismo.
Pero sobre todo, coloquemos estas luchas por los principios con fecha y hora en el calendario. No las dejemos para después. No dejemos que la cotidianidad nos trague. O, mejor aún, hagamos una nueva cotidianidad que las incluya.